lunes, 5 de marzo de 2007



10. La enseñanza profesional de esta época.-Revistieron grande importan­cia, igualmente, las innovaciones realizadas en los diversos ramos de la enseñanza profesional, durante el último lustro del siglo.
Por Ley de 15 de septiembre .de 1897 se reforma el plan de enseñanza de la Escuela Nacional de Ingenieros. En dicha Ley, redactada de acuerdo con las sensatas recomendaciones de don Leandro Fernández, se crea la carrera de ingeniero electricista; se modifican los procedimientos del aprendizaje intensificando las prácticas del laboratorio, y se incorporan, bien que de manera in­cipiente 105 trabajos de investigación.
La Ley de 30 de noviembre de 1897 se ocupa de la Escuela Nacional de Jurisprudencia. La comisión designada para elaborar el nuevo plan de estudios, estuvo integrada por don Jacinto Pallares, don Tomás Reyes Retana y don Miguel Macedo. Por desgracia, las ideas renovadoras de este último, como la de introducir el estudio de la sociología y la de dar otro ordenamiento a las asignaturas no fueron aceptadas.
En 1899 existían en la República 20 escuelas de Jurisprudencia; algunas de ellas contaban con la carrera de Notario.
Palmaria importancia tuvo la reforma de los estudios médicos (Ley de 15 de diciembre de 1897). Se formaron tres comisiones, integradas por los hombres de mejor adquirida reputación científica: Chacón, Lavista y Liceaga, para el plan de estudios médicos; Lucio, Herrera y Morales, para la carrera de farmacia, y tres afamados especialistas para los cursos de obstetricia.
En tres capitales ideas se fundó la reforma de la Escuela Nacional de Me­dicina:
se incorporaron al plan de estudios, como obligatorias, las materias de bacteriología, oftalmología, enfermedades mentales, anatomía e histología patológica;
se aumentó considerablemente el número de clínicas, y
se dio un ordenamiento más lógico y didáctico a las enseñanzas todas.

Al finalizar el siglo XIX, funcionaban en la República 10 escuelas de medi­cina. La de México, entonces, tuvo fama de rivalizar con muchas extranjeras.
La seguía en importancia la de Guadalajara.
La reorganización de la Escuela Nacional de Bellas Artes (Ley de 15 de diciembre de 1897) fue obra del entendido arquitecto Samuel Chávez. En la carrera de arquitectura se crearon nuevos cursos teóricos y prácticos de ornamentación "destinados a conseguir que, diferenciándose netamente de los in­genieros, los arquitectos mexicanos fueran no sólo constructores, sino verdade­ros artistas". Se mejoran, asimismo, las carreras de pintores, escultores Y grabadores, exigiéndose a todos ellos estudios académicos. En 1899, la sola escuela de Bellas Artes en la República era la de la capital.
El Conservatorio Nacional de Música, había nacido en 1866, como uno de los propósitos fundamentales de la Tercera Sociedad Filarmónica. Su primer director fue el padre Agustín Caballero. Le sucedió Agustín Balderas, hasta 1881. En 1877 había sido nacionalizada esta institución. Siendo director de ella (de 1881 a 1892) Alfredo Bablot, se formaron allí los músicos más represen­tativos de la llamada primera generación del Conservatorio: Ricardo Castro (1864-1907), Felipe Villanueva (1863-1893) y Gustavo E. Campa (1863-1934). Muerto Bablot, ocupa la dirección Ricardo Castro (hasta 1907). Durante esta época destaca la segunda generación, a la que integran, además de Luis G. Salo­ma, los hermanos Rocha, Julián Carrillo, Velino M. Preza y Rafael J. Tello y los discípulos de Carlos J. Meneses (1863-1929). Pedro Luis Ogazón, Alberto Villaseñor, Luis Moctezuma y César y Carlos del Castillo. En diciembre de 1899 se expidió una ley que mejoró y amplió muy significativamente su plan de enseñanzas: se creó la carrera de artes dramáticas y declamación.
La enseñanza técnico-elemental también experimentó nuevo y benéfico im­pulso, debido a la reorganización de la Escuela Nacional de Artes y Oficios.

No hay comentarios: